Hay múltiples estudios científicos que indican que cualquier forma de castigo, físico o no, puede tener un efecto inmediato para detener un comportamiento, y por eso lo utilizamos, pero en el medio y largo plazo está demostrado que es poco eficaz para reducir conductas y que no enseña los comportamientos que nos gustaría que nuestros hijos/as aprendieran para desenvolverse, especialmente en las situaciones conflictivas, cuando las cosas no son como ellos/as quieren.