Cuando era pequeña me acuerdo que en la televisión salía una mujer muy famosa que se llamaba Bibi Andersen (ahora conocida como Bibiana Fernández). A mí me sorprendió el día que mi madre me dijo que «antes había sido un hombre pero que se había operado y ahora era una mujer». No recuerdo ningún tono especial en la forma de decirlo de mi madre pero a mí me dejó en shock, no lograba entender como alguien se podía cambiar de sexo y, sobretodo, por qué querría cambiarse de sexo, algo muy raro estaba pasando.
Los años fueron pasando, lo que me permitió conocer, principalmente a través de los medios, muchas más personas que atravesaban por una situación similar, y poder, progresivamente, profundizar en la situación que vivían estas personas y en las causas que la originan. Además también pude comprender el sufrimiento que iba asociado a vivir sintiéndose de un sexo determinado pero tener un cuerpo que te identifica con otro, y la limitación que eso supone para poder expresarse plenamente como las personas que son.
Nunca he llegado a conocer personalmente a nadie que estuviera viviendo esta situación pero siempre que me enfrento de nuevo a ello, a través de películas, documentales, artículos, etc me sobrecoge porque no encuentro nada más duro que no poder ser plenamente lo que uno es. La última vez que experimenté esto fue a raíz de este video que me conmovió profundamente.
Como sociedad en general, casi sin importar el país, tendemos a etiquetar como enfermedad o trastorno todo aquello que se separa de la normalidad, y olvidamos que normalidad es un concepto, principalmente estadístico, que refiere a la frecuencia con que una determinada situación se da en una población, y que no señala ninguna condición adicional referida a si algo sea bueno, malo, sano, enfermo, desviado, etc…estas etiquetas las asignamos posteriormente en función de consensos sociales que van evolucionando a lo largo del tiempo. Esto pasa mucho con toda las conductas que configuran el mundo de la diversidad sexual, siendo que algunas de ellas, como la homosexualidad o la bisexualidad, ya han ganado mucho recorrido para poder ir eliminando algunas de las etiquetas que se les atribuían. Por supuesto, no para una mayoría de la población pero sí para una minoría que cada vez se hace más grande.
Algo parecido pasa también con el desarrollo neurológico de las personas, y cada vez más se comienza a hablar de diversidad neurológica, entendiendo todas las manifestaciones minoritarias del desarrollo neurológico, las que se dan con menos frecuencia en la población, no como enfermedades o trastornos sino como condiciones de personas que piensan, sienten y actúan de modo diferente a la mayoría. Esto está cada vez más claro en casos muy estudiados como el autismo, o el todavía, para mí, mal llamado Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad.
Otro texto muy recomendable es éste sobre la historia de Andy, tan sólo 5 años, y que cito textualmente: “Andy ha obligado a su familia y a nosotros a viajar hasta las fronteras del ser humano. Ese lugar donde aparecen historias extrañas, al límite y casos que, más allá del bien o del mal, simplemente existen”.
Yo sé que no se puede cambiar una sociedad de golpe. Yo sé que la mayor parte de la gente que ve las manifestaciones diversas y minoritarias del desarrollo humano como enfermedades, trastornos, etc, simplemente no ha estudiado con detenimiento estas manifestaciones ni lo que, además, la ciencia viene aportando para comprenderlas mejor dentro de la diversidad que caracteriza y define al ser humano. Yo sé que lo diferente asusta y eso nos hace querer apartarlo de nosotros. Pero quiero pensar que cada día que pasa estamos más cerca de construir una sociedad más educada y con una adecuada de la diversidad que somos los seres humanos, que procure los recursos necesarios para que cada persona pueda existir desde la plenitud de lo que es como persona.
Me quedo con una frase de Bibiana Fernández: «Y no me gusta nada la palabra transexual: eres hombre o mujer, no transexual. Los niños pequeños ya lo manifiestan, ya saben qué son, si hombres o mujeres, y cada vez a más temprana edad». Otra cosa es que por cuestiones del desarrollo biológico a veces las cosas se compliquen y se forjen barreras físicas que tenemos que ayudar a transformar para el pleno desarrollo del ser que somos. Lo tenemos claro para alguien que nace sin poder caminar, por qué no para alguien cuya identidad sexual no coincide con la expresión física de la misma.
Algunos enlaces que pueden ser interesantes sobre el tema de la transexualidad son: